TERCER DÍA DE ESTANCIA EN ROMA

Hoy el madrugón ha sido importante, estábamos desayunando a las 7 de la manana porque a las 10 teníamos la audiencia papal y el Vaticano está bastante alejado de nuestro hotel.

Hemos cogido el autobús de la línea 64 que nos llevaba hacia allí, lo primero que nos ha llamado la atención es el montón de personas que se meten en el autobús, lo apretujados que van y que el conductor va blindado y no tiene ningún contacto con los pasajeros.

Es impresionante la cantidad de personas que se montan y, cuando parece que ya no caben más, abren las puertas y se meten otros pocos.

Cuando llegamos al Vaticano para la audiencia papal, en los alrededores del Vaticano había muchísima policía y hemos tenido que pasar un montón de controles de seguridad.

Ya todos sentados esperamos la llegada del Papa, que pasó andando muy cerca de nosotros. Sorprende su naturalidad y cercanía.

Había personas de muchos lugares y el Papa en distintos idiomas nos deseo una Feliz Navidad a todos y nos dio su bendición.

Los alumnos y alumnas estaban cansados por el madrugón, pero han aguantado el tipo y lo han vivido con mucha emoción.

Como curiosidades contar que nos hemos hecho fotos con tiroleses, que han bailado la macarena en la plaza del Vaticano y que había muchas parejas de novios en la audiencia papal para que el Santo Padre les diera su bendición.

Al terminar la audiencia hemos visitado los museos vaticanos  con sus maravillas, destacando la capilla Sixtina en la que había muchísima gente y muchas medidas de seguridad.

Nuestros alumnos no se cansaban de permanecer en esta capilla y, como había tantísima gente, los guardas de seguridad les pedían que avanzaran.

Por la tarde despues de comer en un restaurante próximo en el que la comida nos ha parecido un poco escasa para el precio que nos han pedido, nos hemos ido al interior de la Basílica de San Pedro,  donde hemos disfutado de su esplendor y hemos contemplado la Pietà de Miguel Angel entre otras maravillas.

Por último nos hemos dirigido al castillo de San Angelo, con vistas a gran altura de toda Roma que nos han permitido darnos cuenta de la inmensidad de esta ciudad y de la necesidad y el deseo pedido en la Fontana de Trevi de volver en más ocasiones a Roma.

Casi a las 9 de la noche llegamos al hotel reventaitos pero satisfechos del día vivido.

Los alumnos y alumnas vuelven a responder de forma maravillosa.